Sobre mí

Con los pies en la tierra…

Antes era una soñadora, ahora soy más realista, imagino que la madurez llega con todas las experiencias que vivimos. Ya desde hace un tiempo me doy cuenta de que nuestra vida se mueve como una montaña rusa emocional, no podemos dar nada por sentado, la vida se encarga de recordárnoslo todos los días.
Dentro de esa montaña rusa, ando improvisando. Encontrar un punto medio en el mundo emocional es tan interesante como necesario.
Todo ello lo he ido logrando con los propios baches de la vida y con todas las caídas que he tenido, a veces me río de una frase que escuché ya hace un tiempo, «he caído tantas veces que ya caigo con estilo».

Me identifico totalmente.

Hace casi 20 años comencé a especializarme tanto en Inteligencia Emocional como en Mindfulness y lo único que tengo claro es que nunca terminamos de aprender. La vida es un constante aprendizaje, tener la mente abierta al conocimiento ha hecho que aprenda de situaciones absolutamente inesperadas.

Tengo la inmensa suerte de desarrollar un proyecto en el Centro Penitenciario de Zuera desde el 2010. A lo largo de todos estos años he ido adquiriendo el conocimiento y las pautas necesarias, para adaptar mi trabajo a las necesidades individuales que todos tenemos.

Cada persona es un mundo y como tal, debe ser tratada.

Da igual dónde me toque aprender enseñando, se dice que a uno le toca enseñar lo que necesita aprender. No importa donde sea, o con el colectivo que sea, para mí todo el mundo es igual, esté en la cárcel, en un hospital o sea un ejecutivo.

Cada ser humano es único, especial y diferente, solo nos diferencian las circunstancias que nos tocan vivir. Tengo claro, que esté donde esté, sea donde sea, daré lo mejor de mí…

Valora la vida, haz que cada día sea especial, con sensibilidad y delicadeza.

Tus acciones hablan más de ti que tus palabras.

Sé un ejemplo para los demás, haz lo correcto, aunque nadie te esté mirando.

Dirijo desde el año 2008 un proyecto de acción social desde la entidad Bienestar Emocional para Todos.

Este proyecto nos ha enseñado sobre la vulnerabilidad del ser humano. Y reconocer sin ningún tipo de tapujos que las personas somos muy frágiles. Basta una pequeña tormenta para que todo se descoloque y nos confunda.

El crecimiento personal forma parte de mi vida, no hay que hacer nada extraordinario para tomar conciencia de cómo estás, para ello solo debemos preguntarnos de vez en cuando si estamos viviendo la vida que queremos. Si estamos siendo fieles a nuestros principios o si escuchamos todo lo que nuestro corazón nos dice en el silencio.

Hace ya un tiempo me propuse hacer las cosas que me gustan, estar con personas que me hacen bien y así poder enseñar desde el ejemplo de la propia vida.

No todo es fantástico siempre, pero puedo elegir, a veces con más éxito que otras, el tiempo que permanezco en el dolor o la confusión. Hay cosas que no dependen de mí, y estas son las que nos resultan más difíciles de manejar. La teoría es muy buena, pero en el día a día, hay que reconocer que cualquier imprevisto puede ahogarnos.

Con los años he aprendido que todo cambia, que de una u otra forma las experiencias que vivimos nos hacen crecer como persona, y está claro, que si no crecemos y no aprendemos de los errores, puede que los repitamos. Así que, toca aprender de las caídas, de las frustraciones o incluso de esas expectativas que nos creamos cuando la ilusión llama a nuestra puerta.

Con el paso del tiempo también he aprendido que al mundo lo mueven las emociones, fíjate en tu mundo, observa qué lo lleva a la calma o qué lo lleva al caos.

Agunos de los lugares donde puedo desarrollar mi actividad profesional y parte de mi voluntariado en los últimos años, son:

  • Centro Penitenciario de Zuera

  • Hospital Miguel Servet

  • Asociación de voluntarios de "la Caixa"

  • Asociación Parkinson Aragón

  • Caixabank

  • Omsida

  • Ozanam

  • Diferentes colegios y pueblos de la comarca